A tan solo unas horas de Tepic, se encuentra uno de los tesoros más encantadores del occidente mexicano: Amatlán de Cañas, un Pueblo Mágico que deslumbra por su arquitectura tradicional, paisajes naturales y una atmósfera que invita a la tranquilidad.

Ubicado entre las estribaciones del volcán Ceboruco y las sierras de Pajaritos y San Pedro, este rincón nayarita se rodea de exuberantes bosques, cañones y valles fértiles. Su nombre, de origen náhuatl —amatl (árbol de amate) y tlan (lugar)— significa “lugar donde abunda el amate y el papel”.
El pueblo destaca por sus calles bordeadas de casas de techos rojizos cubiertos con teja de barro, y un ritmo pausado que invita a recorrerlo sin prisa. El río que atraviesa la zona da vida a balnearios naturales como El Salto del Coronel y El Manto, donde las aguas cristalinas y los cañones imponentes ofrecen un escenario perfecto para desconectar.

Pero Amatlán de Cañas ofrece mucho más que paisajes:
Actividades imperdibles:
- Explorar el centro histórico y visitar el Templo de Jesús Nazareno, una joya arquitectónica construida en cantera y ladrillo en 1750.
- Refrescarse en El Manto, balneario enclavado en un cañón majestuoso.
- Relajarse en los numerosos manantiales de aguas termales que emergen naturalmente en la región.
- Descubrir el proceso artesanal de la tablilla de chocolate y disfrutar una taza de chocolate caliente en sus fábricas locales.
- Visitar el antiguo pueblo minero de El Pilón, testimonio vivo de la historia minera del lugar.
- Conocer cómo se produce el cacahuate de forma artesanal en El Rosario y La Estancia de los López.
- Practicar senderismo y ciclismo de montaña por rutas que serpentean entre la sierra.

Además de su riqueza natural, este pueblo alberga vestigios históricos como antiguas minas y exhaciendas, y una vibrante gastronomía tradicional que se disfruta en restaurantes locales que honran los sabores de siempre.
Amatlán de Cañas no solo es un destino turístico, es una experiencia para reconectar con la naturaleza, la historia y el corazón del Nayarit más auténtico.


